Es muy posible que tu estado físico se corresponda con tu estado emocional. Me explico: si últimamente te encuentras en baja forma, es probable que tu autoestima, energía y ánimo (por nombrar algunos aspectos emocionales), se encuentren también en su peor momento.
No hablamos de tener un físico escultural para tener un equilibrio psicológico adecuado, si no de tener un estado físico-corporal saludable en todas sus vertientes (hormonal, menstrual, hábitos, y por qué no, también estético) para poder conectar con unas emociones sanas y positivas.
Muchas veces se persiguen objetivos unidireccionales, enfocados en un solo plano. Pero desde una visión integrativa de la salud, conectamos estas dos partes para conseguir la plenitud personal.
De poco sirve buscar una dieta para mejorar el aspecto físico si también se arrastra un cuadro emocional inestable. Es una red conectada que debemos tratar en conjunto y no como problemas independientes. Físico-emoción, cuerpo-mente. Equilibrar el tándem. Sanar los hábitos, la salud hormonal (tan importante en el desarrollo físico y emocional), las energías, la autoestima, la motivación, cultivar la paciencia y el trabajo personal. Y a su vez sanar el cuerpo. Por dentro y por fuera. Cuando espíritu y materia conectan, créeme que la paz interior que se alcanza es la clave para comenzar tu evolución como persona. En todas tus dimensiones.
¿Cómo equilibrar el eje?
- Meditación: si no te has iniciado, es el momento. La meditación diaria va a suponer un antes y un después en tu vida. Las autoafirmaciones y los diarios de escritura emocional también funcionan. Te lo aseguro.
- Estilo de vida saludable: planificar tu día a día con rutinas saludables en alimentación, horas de descanso y sueño, tiempo libre, ejercicio y cultivo de la espiritualidad y la mente.
- Mindfulness y alimentación consciente: se basa en apreciar cada detalle de tu alrededor, disfrutar de las pequeñas cosas y detenerse en los estímulos. De la misma forma se aplica a la alimentación: degustar todos los sabores, comer sin prisa y valorar cada bocado.
- Apoyo y asesoramiento profesional: para muchas personas no basta con recibir un plan nutricional. Necesitan un respaldo profesional durante todo el proceso. Así, será más fácil adoptar y mantener los hábitos, logrando una gran adherencia a los alimentos.
- Tiempo y espacio personal: dedícate a ti misma un lugar y un momento al día para poder hacer aquello que más te gusta. Te va a aportar calma y serenidad que repercutirán positivamente en su sistema nervioso y endocrino.
Identificar y reducir los factores estresantes que produzcan ansiedad y desequilibrio mental: lo primero, identificar aquello que te produce estrés en tu vida. Después, eliminarlo o reducirlo en la medida de lo posible. Sé que es difícil, pero piensa que estas trabajando por ti y buscando tu evolución psíquica y física. Hay pasos que se deben dar.
Como bien se dice, el cambio comienza en uno mismo, pero si tienes una mano que te empuje en momentos de duda o debilidad el proceso será mucho mas llevadero y por supuesto, efectivo.
La nutrición suele ser un proceso que va de la mano de las emociones, y por lo tanto, me resulta esencial tratar los dos aspectos de forma conjunta.
No siempre te ofrecen esta posibilidad. Valora la nutrición INTEGRATIVA y ACOMPAÑADA como punto clave para el equilibrio del eje cuerpo-mente.
¡Nos vemos!
Noelia Fernández